14 mayo 2004

Y, a pesar de todo, no tengo la nacionalidad


Se dice pronto: "14 años" vaya, quien lo iba a pensar, tanto tiempo en España.
Es verdad que ya no me queda nada de Argentina excepto mi familia (y el acento de vez en cuando).
Llegué con cinco años, todavía me acuerdo como si fuera ayer, me subieron a un avión con una bolsa llena de juguetes que era cinco veces yo y acabé al otro lado del charco haciendo mi vida.
Se me hace muy raro pensar que tal vez podría haber crecido allí, viéndolo desde fuera parece un país tercermundista y, sin embargo, la gente que me queda sigue defendiéndolo a capa y espada. Nunca lo he podido entender.
Mi abuelo sigue diciendo que se muere allí y no le importa que su pensión apenas le de para vivir, para él Argentina es un gran país; la culpa lo tienen los de fuera que van allí y explotan todo hasta que ya no queda nada.
La verdad es que mis recuerdos son pocos (son más los de los viajes de visita) pero los tengo grabados y puedo verlos como si fuera una película.
Me acuerdo, por ejemplo, de cuando me operaron de una hernia; mis padres me "entregaron" por una ventanilla y me llevaron al quirófano. Cuando me desperté estaba en la habitación con todo el mundo contento porque la operación había salido bien y me regalaron un camión de coca-cola teledirigido que aún guardo como uno de mis tesoros.
Otro es de mi casa del Country, (para el que no lo sepa viene a ser una casa de fin de semana) el ir allí con nuestro ford falcon (coche de estos familiares que tienen un culo que parecen un coche fúnebre) y pasar allí los fines de semana haciendo asados y jugando todo el día.
Es como si fuera otra vida, tanto tiempo lejos de allí y, a pesar de todo, sigue siendo el país donde nacieron mis padres, mi hermana y, en definitiva, donde nací yo.
Mi vida aquí no la cambiaría por nada del mundo, tengo una novia a la que quiero con locura, unos amigos maravillosos; una vida que para mí, es lo mejor que puedo tener pero no se que hubiera sido si hubiera crecido allí, supongo que ahora estaría llorándole a Maradona como hacen todos, incluso me podría gustar el fútbol, pero no sería yo.
Me faltaría algo que tengo aquí y que no encontraría en ninguna parte del mundo: me faltaría mi vida.

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